jueves, 27 de mayo de 2010

Hipótesis

Diferentes títulos:
1- Irregularidades en los carritos ambulantes
2- Irresponsabilidades en carritos choripaneros del Parque Independencia
3- Choripanes en malas manos


Es larga y ajetreada la historia del mentado “choripán”. Desde su comercialización en la vía pública incorporó adeptos y reticentes. Para cualquier entendido en la materia, el olor del chorizo cocinándose al aire libre, y aderezado con chimichurri, es único e irresistible. Pero, también existen aquellos, que debido a su dudosa higiene los hizo blanco de persistentes campañas de erradicación.


El origen de este invento argentino, que, convengamos, no requirió poseer las neuronas de Einstein, data de mediados del siglo XIX, cuando en los asados campestres a alguien se le ocurrió comer un chorizo al mismo tiempo que el pan.


Alrededor de 1930, el "manjar" empezó a humear en las canchas rosarinas de fútbol, con gran éxito de venta, y tomó su famoso nombre que, a veces, se reduce a la apócope "chori". En consecuencia, los carros que venden hamburguesas y todo tipo de comida denominada chatarra, resultan una buena salida para la gente cuando está apurada y necesita comer algo para continuar con su rutina.


Pero más allá de las ventajas que presentan los carritos choripaneros, esta popular forma de comer resulta peligrosa cuando no cumple con las condiciones necesarias. Hay lugares ilegales para este tipo de tareas, dónde la salud de las personas se encuentra en riesgo y es susceptible de sufrir graves problemas. Tres personas testifican algunas de sus irregularidades.


Miriam García de 35 años, Franco Mercado de 40 años y su hija Valentina de 7 años fueron a la cancha a ver al club de sus amores, el pasado 26 de Abril. El ganador de la disputa fue NOB que en una goleada histórica le metió 6 goles a Colón. Nada podía opacar la velada. Es por eso que para festejar la victoria, la familia degustó suculentos choripanes a la salida de la cancha. Pero nadie imaginó las consecuencias de esa ingesta.


“Apenas llegamos a casa, Valentina empezó a sentirse mal pero supusimos que era producto del cansancio del día. Cuando se bañó y se durmió, nos despreocupamos del problema”, declaró la madre Miriam. Nada más lejano. A los días siguientes, sus padres comprobaron la intoxicación cuando acudieron al médico de cabecera, por un malestar compartido por los tres. La familia ya había padecido un antecedente similar en 2009.


Es común la irresponsabilidad de los mercaderes frente a la necesidad de subsistir. Las cláusulas de higiene y la adecuada cocción de los alimentos priman por su ausencia, en varios sitios móviles de la zona del Parque Independencia. “Nosotros nos paramos con el carro siempre que encontramos una esquina en la zona de 27 de Febrero y Oroño, y tratamos de vender lo más posible”, indicó Ramón, el dueño de uno de estos puestos que venden comida rápida. Y justificó esa actitud por no poseer los papeles correspondientes.


En Rosario hay actualmente un total de 38 carritos choripaneros autorizados por la Dirección de Habilitaciones de Industrias, Comercios y Servicios, de los cuales 33 están divididos entre parques y plazas y otros 5 en diferentes zonas de la ciudad. “No está permitido que se establezcan estos puestos ambulantes en el área del centro”, indicó la titular del área, Marianela Mosconi.


Por su parte, Salud Pública municipal exige certificados de sanidad y habilitación en los puestos de venta de comida ambulante. Luis Baita, Inspector municipal de Bromatología enumeró el marco regulatorio: “Deben anotarse en un registro, presentar la libreta sanitaria y hacer un curso para la manipulación de alimentos”. A la vez, el funcionario agregó que los vendedores deben suministrar electricidad y contar con los insumos apropiados para el manejo de la cadena de frío.

La normativa de el expendio de comidas en la vía, establece requisitos de conservación y modo de preparación de los alimentos. A propósito, existen cursos anuales y obligatorios de capacitación para el apropiado manejo de la gradación del calor. En consecuencia, Baita detalló que los mercaderes no pueden reclamar el desconocimiento de las “exigencias vigentes”.

"El control se realiza durante todo el año, y estamos aplicando extrema severidad. Esto se debe, porque en 2009, el acta de denuncias por irregularidades de choripaneros y pancheros, ascendió un 20% comparado con 2010", aseveró Marianela Mosconi. A la vez, agregó que los cupos se otorgan para las zonas de los parques y plazas, ya que no hay autorización para los lugares con mayor concentración urbana

Por otro lado, la directora remitió a la ordenanza municipal 7.703 del año 2004, y enumeró las exigencias para la concesión de permisos: “Los solicitantes deben tener domicilio registrado en Rosario por lo menos de dos años y no contar con otro medio de subsistencia dentro de la familia (con excepción de jubilados)”. Luego, la funcionaria hizo énfasis en que los carros choripaneros no pueden vender bebidas alcohólicas y deben limpiar diariamente el lugar de trabajo.

Los puestos de venta de comida en la vía pública, deberán respetar un mínimo de dos personas atendiendo (uno cobrando y otro preparando la comida), tener cartilla sanitaria (renovable cada 6 meses), vestir chaqueta y birrete blancos. Poseer un recipiente para residuos, otro para agua potable, mantener limpio un radio de 10 metros alrededor del puesto y vender comida comprada con factura para identificar su procedencia.

Los espacios de venta que más popularidad tienen son los que se ubican en el Parque Independencia. En total son 4 que se reparten por bulevar Oroño a la altura del Laguito y de la diagonal del Hipódromo. Asimismo, hay dos puestos que se ubican a las salidas de los boliches nocturnos que tienen mucha demanda. Uno está ubicado en Córdoba e Iriondo (esquina del club Plaza Jewell), a una cuadra de Puebla. El otro en Vera Mujica y Brown, cerca de las puertas de Madame.

La Guardia Urbana Municipal (GUM), dió cuenta de que no todos cumplen con los requisitos de habilitación y salen a la calle sin permiso. El cuerpo civil no armado dependiente de la Municipalidad de la ciudad de Rosario, es el que se encarga de realizar los controles, sacarlos de circulación y multarlos.

Mariano Savia, titular de la GUM, declaró que la zona más complicada es la del Parque Independencia. “Es habitual que en encuentros deportivos dónde hay gran concurrencia de personas, se instalen ilegalmente carritos ambulantes para sacar provecho en esas situaciones”, denunció.

Savia expresó que aunque no se trate específicamente de situaciones delictuales, las clausuras y los operativos que se llevan a cabo permiten despejar dudas o profundizar investigaciones sobre el funcionamiento de los carritos. Luego, aseveró que a partir de los controles, se conformó un mapa de fiscalización que incluye desde horarios y operatorias de funcionamiento, para aminorar las “irregularidades” de los puestos ambulantes.

La política de salud promueve el control y la construcción de entornos saludables para que las personas se relacionen, y participen en ejercicio pleno de su ciudadanía. Salud y calidad de vida guardan una estrecha relación con el medio ambiente físico, social, laboral y con los factores socioeconómicos y culturales. Es por eso, que es indispensable, la conciencia individual en la elección de alternativas para satisfacer sus necesidades. Desde esta mirada, se ansía un trabajo integrador para la construcción de opciones y entornos saludables para la sociedad.